El Valle de los Leprosos Los primeros días de cualquier etapa en la vida suelen ser una mierda. Lo que sucede es que, con el paso de los años, y para defendernos de los traumas, vamos echando azúcar a los recuerdos amargos, y así tiramos hasta olvidar aquella verdad que nos hizo daño. Es mejor echarle comedia al drama, y reírse de uno mismo, para explicar el desastre que fue mi primer día en la universidad. Todo comenzó con una mezcla de nervios y alegría al entrar en el histórico edificio de la Universidad de Barcelona. Como el que llega a la tierra prometida, por fin me plantaba frente a aquellas majestuosas puertas de madera que se abrían para darme la bienvenida. Al encontrarme entre sus muros, me pareció oír las trompetas de una fanfarria, una música majestuosa que tocaban a la vez decenas de instrumentos. Avanzaba con actitud solemne, pisando un terreno centenario, entre decenas de alumnos, algunos de los cuales ya llevaban pancartas que anunciaban futuras huelgas. ¡Qué
Lugar de encuentros, búsquedas y hallazgos de las más diversas e intrincadas historias de la vida real, así como de la vida ficcional.