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Terry Eagleton sobre Macbeth y Lady Macbeth.


«El conflicto entre una creencia tradicional en la naturaleza humana y un rechazo “progresista” de ella estalla entre Macbeth y lady Macbeth justo antes de que decidan matar al rey:

Macbeth:
Me atrevo a hacer cuanto conviene a un hombre;
el que se atreve a más, ya no lo es.
Lady Macbeth:
[…] Cuando os atrevíais a cumplirla, erais hombre;
y al ser más de lo que fuerais antes, aún seríais
mucho más hombre.

(Acto I, Escena VII)

Es una disputa entre aquellos que, como Macbeth, entienden que las constricciones de la naturaleza humana son creativas y aquellos otros para quienes, como lady Macbeth, ser humano es una cuestión de ir constantemente más allá de ellas. Para el propio Macbeth, superar estas constricciones creativas es acabar con uno mismo, acabar por no ser nada en el acto de pretender serlo todo. Esto es lo que los antiguos griegos conocían como hybris. Para lady Macbeth no existe este tipo de naturaleza restrictiva: la humanidad es libre de inventarse y reinventarse a sí misma a voluntad en un proceso potencialmente infinito. Cuando más hace uno, más es. Por su parte, Aristóteles se habría alineado con Macbeth. Él pensaba que esa idea de producción económica en busca de beneficio era antinatural, puesto que llevaba consigo una falta de límites que nos es ajena. La economía, tanto para Aristóteles como para el socialismo, tenía que estar inserta en la moral. Sin embargo, una vez que este sistema económico antinatural conocido como capitalismo estaba en pie y funcionando, fue el socialismo el que con el tiempo acabó por parecer contrario a la naturaleza humana.
Ninguna forma de vida a lo largo de la historia ha estado más fascinada por la transgresión y la transformación, más enamorada de lo híbrido y lo plural que el capitalismo. Con su lógica despiadadamente instrumental, no tiene tiempo para la idea de naturaleza, para aquello cuya sola existencia consiste simplemente en realizarse y desplegarse por el mero hecho de hacerlo y sin pensar en ningún objetivo. Esta es una razón por la que este orden social siente un zafio horror por el arte, al que puede considerarse como la imagen misma de este tipo de realización gloriosa sin sentido. Es también una de las razones por las que la estética ha desempeñado un papel moral y político tan asombrosamente importante en la época moderna». (pp. 128-129).


Después de la teoría (2003, 2005). Terry Eagleton.

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