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Mostrando las entradas de febrero, 2018

"Nisapur" - Óscar Limache

NISAPUR La sentencia es de Omar Jorge Luis Borges Feliz aquel que vive plenamente su fugitivo instante (Morir gratuitamente es el nuevo juego en Nisapur) Yo vivía retirado en un observatorio pero los asesinos le prendieron fuego anoche Los mapas las tablas de astronomía mis libros de álgebra mis papeles todo fue apilado en la vereda y consumido por las llamas Tras mi partida ni la belleza ni la gloria del mundo aumentarán o disminuirán Por jugar con las palabras no se modifica el destino «(En la ronda de estos días incontables hay apenas dos que no me apenan el día que aún no ha venido el día que ya se marchó)» (p. 31). Óscar Limache. (2016, 5° ed.).  Viaje a la lengua del puercoespín . Lima: Grupo Empresarial Amotape S. A. C. 

"La vida sencilla" - Octavio Paz

LA VIDA SENCILLA LLAMAR al pan el pan y que aparezca sobre el mantel el pan de cada día; darle al sudor lo suyo y darle al sueño y al breve paraíso y al infierno y al cuerpo y al minuto lo que piden; reír como el mar ríe, el viento ríe, sin que la risa suene a vidrios rotos; beber y en la embriaguez asir la vida; bailar el baile sin perder el paso; tocar la mano de un desconocido en un día de piedra y agonía y que esa mano tenga la firmeza que no tuvo la mano del amigo; probar la soledad sin que el vinagre haga torcer mi boca, ni repita mis muecas el espejo, ni el silencio se erice con los dientes que rechinan: estas cuatro paredes -papel, yeso, alfombra rala y foco amarillentono son aún el prometido infierno; que no me duela más aquel deseo, helado por el miedo, llaga fría, quemadura de labios no besados: el agua clara nunca se detiene y hay frutas que se caen de maduras; saber partir el pan y repartirlo, el pan de una verdad co

Frankenstein conoce a su criatura

«—¡Espíritus errantes! —exclamé—. Si es cierto que vagáis y no reposáis en vuestros estrechos lechos, permitidme gozar de esta leve felicidad o llevadme con vosotros y alejadme de las dichas de la vida. Mientras decía esto, de repente, vi la figura de un hombre a cierta distancia que avanzaba hacia mí con una velocidad sobrehumana. Saltaba por las grietas del hielo que yo había sorteado con cautela. Su estatura, a medida que se iba acercando, también parecía exceder a la de un ser humano. Sentí que desfallecía: mis ojos se nublaron y una extrema debilidad se apoderó de mí; pero el frío y el fuerte viento de las montañas me hicieron reaccionar. Advertí, a medida que la forma se aproximaba (¡qué tremenda y aborrecible visión!), que se trataba de aquel espanto a quien yo había creado. Temblando de rabia y terror, decidí esperar hasta que estuviera ante mí para entablar un combate a muerte. Se iba acercando. Su rostro traslucía una amarga angustia teñida de desdén y malicia, y su sobr