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Mostrando las entradas de marzo, 2018

"Letanía del solitario" - Juan Gonzalo Rose

Letanía del solitario Cada tarde te pierdo, como se pierde el tiempo, o la esperanza. Cada tarde, definitivamente, te pierdo como se pierde la paciencia. Cada tarde dices no. Mueves la cabeza y dices no. Mueves la tierra y dices no. No mueves los labios y tu silencio dice no. Infatigablemente, cada tarde, mi café solitario obscurece el planeta. Simple canción (1960). 

"Sennin" - Ryûnosuke Akutagawa

Sennin Señoras y señores: como ahora estoy en Osaka, contaré una historia de esta ciudad. Hace mucho tiempo en Osaka, hubo un hombre que estaba en busca de trabajo. No se sabe cómo se llamaba. Ya que llegó ofreciéndose como Gonsukê [sirviente], aquí sencillamente lo llamaremos con tal apelativo. Este hombre fue a una agencia de COLOCACIONES PARA CUALQUIER TRABAJO, y dijo al empleado que estaba fumando su larga pipa de bambú: —Por favor, señor empleado, yo desearía ser un sennin * . ¿Tendría usted la gentileza de buscar una familia que me enseñara el secreto de serlo, mientras trabajo como sirviente? El empleado, atónito, quedó sin habla durante un rato, por el ambicioso pedido de su cliente. —¿No me oyó usted, señor empleado? —dijo Gonsukê—. Yo deseo ser un sennin . ¿Quisiera usted buscar una familia que me tome de sirviente y me revele el secreto? —Lamentamos desilusionarlo —musitó el empleado, volviendo a fumar su olvidada pipa—, pero ni una sola vez en nuestra larg

Nous y Ananke

« Con todo, la introducción de esta “chóra” en el Timeo se produce en forma de una interrupción sorprendente en la narración, en la que hasta ahora se había mostrado el mundo que el Demiurgo había elaborado con “nous” como un reflejo excelente de la imagen primaria del mundo. Ahora se afirma de repente que al lado del logos hay que poner también aquello que ocurre por necesidad. Que la creación del mundo obedece a una mezcla de “nous” y “ananke”, de razón y necesidad. La razón convence a la necesidad de que colabore en medida suficiente como para que al final pueda resultar lo bueno. Así se produce la introducción misteriosa de ese tercer género entre el ser y hacerse, idea y figura, imagen primaria y reflejo. Lo que al parecer se pretende es que todos esos matices, esas insinuaciones mitológicas y figuras cambiantes nos confundan para que aquello a lo que se refiera la “chóra” aparezca como un comienzo completamente nuevo. Si bien se anuncia previamente, esto se hace de una forma