Mesías,
Cristo y Jesús quieren decir lo mismo, “messiah”, en tres idiomas distintos:
hebreo, griego y latín. Pero el hijo de Dios hecho hombre no hablaba ninguna de
las tres mentadas lenguas. El nazareno hablaba arameo, mas nunca escuchó la
palabra “Cristo”, tampoco el vocablo “Jesús”. Aun así, las traducciones del “Nuevo
Testamento” dicen que los apóstoles y la gente lo llamaban Jesús de Nazareth.
Falso, pues ni los apóstoles ni el pueblo hablaban latín. Que el aclamado y
discutido filme de Mel Gibson, La pasión
de Cristo, se titule de tal modo, eso evidencia la falacia del aparente
rigor bíblico que lo adorna. Dicho filme constituye una perfecta orquestación
para capturar el sentimiento de la gente. Entonces, si el pueblo representado
en la película habla en arameo, el idioma propio del cordero de Dios, ¿por qué
el filme no se titula La pasión de Manuel?
Si se trata de reconstruir la verdad histórica, conforme a las fuentes de las
sagradas escrituras, Manuel o Emanuel era el nombre real del nazareno. Para
comprobarlo veamos la Biblia. El
apóstol Mateo dice en su evangelio, capítulo 1, versículo 23: "Su nombre
será Manuel que significa Dios está con nosotros". Además, el redentor no
era rubio, ni siquiera castaño. Era un hombre moreno, áspero, más parecido a
como lo presenta Paolo Passolini en su película El evangelio según San Mateo. Tarde, después del cisma de Lutero,
la contrarreforma inventó el nazareno rubio y angelical, ataviado con brocado
en lugar del lino o la lana cruda que siempre vistió. Aunque la creencia popular,
devota y doliente, es mirada con desdén por quienes, en el Perú,
se consideran católicos de señorío, la fe de la gente que mueve las procesiones
tiene la entera razón. En cada pueblo del Perú profundo siguen llamando
Manuelito al hijo de Dios. Tanto que en el Cusco ha florecido todo un arte en
el modelado y ornamentación de niños Manuelito. La fe popular no cae en la
redundancia de repetir mesías en diferentes formas. Dios es Taitacha y su hijo
niñodios Manuelito. Supongo que el Teete Mañuco del mito Adaneva recogido por
Alejandro Ortiz Rescaniere en Vicos, Carhuaz,
1963, alude también al nombre real del redentor. Esta ingenua redundancia
semántica, llamar “Jesucristo” al nazareno, o sea mesías mesías, ocurrió ¿acaso
porque la fe es ciega? En parte sí. En parte porque de las sagradas escrituras
en hebreo y arameo se hicieron, luego, versiones en griego y en latín. Por
razones de imperialismo se impuso el latín, “Jesús”. Pero para conciliar poder
y cultura se acogió también el griego “Cristo”. Así quedó establecido el nombre
Jesucristo. Cuando los pueblos del Perú llaman Manuel o Manuelito al redentor,
están recuperando la esencia y los orígenes de una religión. Están retomando la
naturaleza de Manuel, el hombre que hablaba arameo con gran poder seductor,
pero no sabía escribir. Ninguna persona del pueblo sabía escribir en ese
tiempo. Sin embargo, Manuel escribió una sola vez en su vida terrenal, con el
dedo, sobre la arena de la playa del Mar de Galilea. Hizo dos trazos y escribió un
pez. (100-102).
Mero listado de palabras (2015), Gregorio Martínez
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