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Ezra Pound: lenguaje, literatura y escritores





«La literatura no existe en un vacío. En cuanto tales, los escritores tienen una función social definida, que es exactamente proporcional a su capacidad COMO ESCRITORES. Esta es su principal función. Todas las demás funciones son relativas y provisionales, y pueden calcularse solamente en relación con el particular punto de vista de cada cual.
Los partidarios de las ideas particulares tal vez estimen a los escritores que estén de acuerdo con ellos más que a los que no lo están; pueden estimar, y a menudo lo hacen, a ciertos malos escritores que pertenecen a su propio partido o a su credo religioso.
Sin embargo, existe una base susceptible de estima que es de todo punto independiente de estas cuestiones relacionadas con el punto de vista de cada cual.
Buenos escritores son los que mantienen la eficiencia del lenguaje, esto es, los que lo mantienen exacto y claro. Poco importa que el buen escritor desee ser útil o que el mal escritor quiera hacer daño.
El lenguaje es el principal medio de comunicación entre los hombres. Si el sistema nervioso de un animal no transmite sensaciones y estímulos, ese animal se atrofia.
Si la literatura de una nación entra en declive, esa nación se atrofia y entra en decadencia.
El legislador no puede legislar para el bien público, el comandante no puede mandar, el populacho (si uno se encuentra en un país democrático) no puede dar instrucciones a sus representantes si no es por medio del lenguaje.
El lenguaje nebuloso de las clases fraudulentas solo está al servicio de un objetivo provisional.
Una cierta suma de comunicaciones que versan sobre asuntos especializados pasa por la vía de las fórmulas matemáticas, por la vía de las artes plásticas, por la vía de los diagramas, por la vía de las formas puramente musicales, pero nadie ha propuesto sustituir con estos medios la lengua común, y tampoco sugiere nadie que semejante intento sea posible y ni siquiera aconsejable.

UBICUNQUE LINGUA ROMANA, IBI ROMA

Grecia y Roma civilizaron a otros pueblos POR LA VÍA DEL LENGUAJE. El lenguaje está a cargo de los escritores.
[“Insultos sobre tribus enmudecidas y obtusas”]
Pero este lenguaje no sirve solamente para dejar constancia de las grandes hazañas. Horacio y Shakespeare pueden proclamar su valor monumental y mnemónico, pero eso no agota la materia.
Roma surgió con la lengua de César, Ovidio y Tácito, y entró en declive con un fárrago de retórica, con ese “lenguaje para ocultar los pensamientos” que esgrimen los diplomáticos y con otras cosas por el estilo.
El hombre lúcido ya no puede quedarse sentado y resignado mientras su país permite que su propia literatura entre en decadencia y que la buena escritura sea recibida con desprecio, tal como un buen médico no puede quedarse sentado y contentarse mientras un chiquillo ignorante contrae tuberculosis a pesar de tener la sensación de que simplemente está comiendo unos pasteles de mermelada.
Es muy difícil hacer comprender a la gente la indignación impersonal que cualquier decadencia de la escritura puede provocar en los hombres capaces de comprender lo que significa, así como el fin al que conduce. Es prácticamente imposible expresar en cierta medida esta indignación sin que a uno le llamen “amargado” o cosas peores.
No obstante, “sin el lenguaje el estadista no puede gobernar, el científico no puede comunicar sus descubrimientos, los hombres no pueden ponerse de acuerdo sobre sus acciones”, y todas sus acciones y condiciones están afectadas por los defectos y las virtudes del idioma.
Un pueblo que se acostumbra con el tiempo a una escritura deslavazada es un pueblo que se encuentra en trance de perder el pulso de su imperio y de su identidad. Ese abandono, esa torpeza es algo tan simple y tan escandaloso como una sintaxis áspera y desordenada.
Atañe a la relación de la expresión con el sentido. La sintaxis áspera y desordenada puede ser a veces muy sincera, y una frase construida con gran elaboración puede ser en ocasiones mero camuflaje elaborado». (pp. 39-41).

Pound, E. (2000). El ABC de la lectura. Madrid, España: Ediciones y Talleres de Escritura Creativa Fuentetaja.

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