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Mostrando las entradas de agosto, 2018

"El inventario de las naves" (fragmento) - Alexis Iparraguirre

El dios ciego Este es un juego que Alan de Lille había previsto cuando formuló de una vez y para siempre que Dios codificó la naturaleza como las letras de un libro. Que sea una idea frecuentada hasta el desaliento, no la hace menos agobiante que las pesadillas o la sed de un soldado condenado al desierto. Me espanta la tarea de seguir huellas que nos hablan de maravillas. Basta mirar en derredor —la lluvia, los muertos, el silencio— para saber que todas las huellas conducen a un Dios ciego, que dicta al desgaire un libro de embustes. (73-74). Iparraguirre, A. (2018).  El inventario de las naves . Lima, Perú: Editorial Planeta.

"Enero de 1999 - El verano del cohete" - Ray Bradbury

Enero de 1999 El verano del cohete Un minuto antes era invierno en Ohio; las puertas y las ventanas estaban cerradas, la escarcha empañaba los vidrios, los carámbanos bordeaban los techos, los niños esquiaban en las pendientes; las mujeres envueltas en abrigos de piel caminaban pesadamente por las calles heladas como grandes osos negros. Y de pronto, una larga ola de calor atravesó el pueblo; una marea de aire cálido, como si alguien hubiera dejado abierta la puerta de un horno. El calor latió entre las casas y los arbustos y los niños. Los carámbanos cayeron, se quebraron y se fundieron. Las puertas se abrieron de par en par; las ventanas se levantaron; los niños se quitaron las ropas de lana; las mujeres guardaron en los armarios los disfraces de oso; la nieve se derritió, descubriendo los prados verdes y antiguos del último verano. El verano del cohete. Las palabras corrieron de boca en boca por las casas abiertas y ventiladas. El verano del cohete. El caluroso aire de

"Camino a Tomal" - Ton Gyu Wang

Camino a Tomal Estos días siento el peso del tiempo, de noche sigue sonando el teléfono, quiero marcharme al lugar a donde van los soñadores. Por ejemplo, a Tomal, fin de sueño y caminos, que está en Jenam. Un día invernal antes que florezcan las camelias, subo al mirador donde no hay ni un alma, un archipiélago fuera del tiempo, las insignificantes y solitarias gaviotas, qué bien armonizan. Ralas mirísticas y el viento cariñoso, se dan besos continuos emitiendo sonidos y sonidos. (p. 66) Tong Gyu Wang. (1998). Posada de nubes y otros poemas . Lima, Perú: Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú.

"Tasanchodang" - 7 - Tong Gyu Wang

Tasanchodang 7 Una cuesta escarpada, cerezos desnudos y murísticas bien vestidas se asocian festivamente; matorrales de bambúes de azul oscuro y bosquecillos de camelias en botón esparcidos aquí y allá. Una rama reseca de fresno me golpea la cara. Me ensordece, luego oigo una voz baja: « ¿Por qué vienes hasta acá con la cantaleta de los árboles? » . Soy un deportado a la isla Cheju, pero me cautivó la montaña Wolchul-san y me perdí camino a Wando. Porque bosque, tan profundo y sereno… « No, el tuyo es un viaje, no un exilio » . ¿En qué son diferentes? « En el viaje no hay violencia, existe solo una puerta de la vida » . ¿Entonces…? Se cortó la voz y miré hacia arriba; una casita con techo de tejas me saludó sonriente entre los rayos del atardecer. (p. 109) Tong Gyu Wang. (1998). Posada de nubes y otros poemas . Lima, Perú: Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú.